El uso de luces fuertes y definidas, líneas claras y puntos
de vista sesgados son sus principales características. La influencia de los
impresionistas, como Cezanne, Monet y Manet, se refleja directamente en sus
obras. Su paleta luminosa es expresada en pinceladas rápidas y ligeras.
Su estilo es altamente identificable. Sus diseños de
hermosos paisajes, habitaciones tranquilas y vacías y el efecto transitorio
existente en la mayoría de sus obras, generan una sensación de contemporaneidad
y nuevo estilo lo hicieron objeto de los halagos del mundo del arte.
A través de imágenes urbanas o rurales, inmersas
en el silencio, en un espacio real y metafísico a la vez, Hopper consigue
proyectar en el espectador un sentimiento de alejamiento del tema y del
ambiente en el que está inmerso bastante fuerte por medio de una esmerada
composición geométrica del lienzo, por un sofisticado juego de luces, frías,
cortantes e intencionadamente "artificiales", y por una
extraordinaria síntesis de los detalles. La escena aparece casi siempre
desierta; en sus cuadros casi nunca encontramos más de una figura humana, y
cuando hay más de uno lo que destaca es la alienación de los temas y la
imposibilidad de comunicación resultante, que agudiza la soledad.